La tarde se había puesto algo vetosa y nublada para quedarme en la arena y salí a caminar un rato al borde de la playa. Aproveché para laznar otros dibujos haciendo incapié en el juego de cercanías y lejanías, con las pequeñas dunas donde crecen vegetales achaparrados para fijar la arena en un primer plano; la playa en sí con sus mangrullos y sombrillas y el mar al fondo con el cielo algo cargado, como preanunciando un chaparrón que no fue. Impagable la sensación de croquizar en ese entorno tan magnífico y especial, sobre todo para mi que vivo en plena llanura papeana. Tinta y acuarela sobre moleskine.
jueves, 17 de marzo de 2011
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3 comentarios:
Magnificos! super coloridos me gustan!
saludos
Gracias Vanina, igual el cielo no me convence, los hubiese dejado sin pintar. Gracias!
Me encantan, pero sobre todo me causan nostalgia porque de chico iba mucho a veranear allí. Me gustaría conseguir próximamente un alquiler en villa gesell para regresar a esa maravillosa ciudad
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