Ayer recibí, luego de una ardua búsqueda, mi primera
“Moleskine”. Tal vez no signifique mucho para los argentinos esta marca de anotadores. Lo cierto es que esconde aspectos muy significativos.
Según cuenta la “historia de un cuaderno legendario”, impreso que vino junto a la misma, estas libretas fueron utilizadas durante los dos últimos siglos por intelectuale
s como
Ernest Hemingway, Bruce Chatwin, Van Gogh, Pablo Picasso, Delacroix y Le Corbusier. En formato de bolsillo de 9x14 cm guardo esbozos y apuntes que luego se convirtieron en famosas obras de arte y literatura. Se producía en pequeñas tiendas que abastecían las papeleras parisinas frecuentadas por intelectuales de vanguardia.
En 1986 desapareció su último fabricante y recién en 1998 gracias a una pequeña editorial milanesa llamada “Modo&Modo”, la
Moleskine ha vuelto a existir y hoy hay de varios tipos y tamaños (con reglones, cuadriculadas, apaisadas, para dibujo , entre tantas). Sin embargo la fama de estos cuadernos, que tiene coleccionistas y fanáticos en todo el mundo, es un claro ejemplo de antimarketing; casi no se publicita y su fama se basa en el ancestral método de boca en boca.
“Las Moleskine son un reservorio de ideas y sentimientos, una batería que guarda descubrimientos y percepciones y cuya energía puede conservarse en el tiempo”.La libreta clásica consiste en una encuadernación de tapas duras forradas en cuero negro, con una banda elástica que conserva cerrada las páginas en papel de calidad, con esquinas redondeadas para evitar que el roce las arruine. Solo se consiguen en librerías especializadas en Europa , EEUU y Japón. El
MALBA editó con su sello una edición limitada hace unos meses pero ya se agotó. En las librerías Distal de Bs. As. se vendió una partida y ya no se consiguen.
Obtuve esta edición especial realizada para el
Museo Van Gogh de Amsterdam, con tapas de colores fuertes (inspirados en el cromatismo del pintor). Es una belleza entelada en shantung de seda que conserva 80 suaves páginas especiales para dibujo, con la infaltable banda elástica lateral, fina encuadernación, delicados detalles y un aroma especial. Todo esto sumado a la carga histórica del mismo hace de este simple cuaderno un objeto de culto, que en breve quiero empezar a disfrutar dibujando.
Gracias a Flor que me ayudó a conseguirla.